❤️‍🩹Postparto: el lado invisible del nacimiento

Mucho se habla del embarazo y del nacimiento, pero poco se dice del postparto: ese terreno incierto al que llegamos tratando de sobrevivir en un cuerpo nuevo, con la rutina patas arriba y un pequeño ser que depende 100% de nosotras.

En este post quiero compartir mi historia. Ojalá te acompañe si estás viviendo algo parecido, o te sirva para entender mejor lo que puede estar atravesando alguien cercano que acaba de dar a luz.

🪞El cuerpo después del parto: no se ve ni se siente igual

Mi parto fue por cesárea, después de 15 horas intentando que fuera vaginal (porque naturales son todos). Y creo que es importante mencionarlo porque el cansancio y el dolor que sentía en todo mi cuerpo eran muy intensos. El sangrado inicial fue bastante abundante y los pañales postparto me fueron muy útiles los primeros tres días, luego continué con sangrado por una semana más, pero ya lo podía manejar con toallas sin problema.

El dolor de la cesárea en mi caso fue muy incómodo, sobre todo para dormir. No era capaz de acostarme, solo podía estar sentada, y así “dormí” durante la primera semana. De todos modos, no dormía mucho: mi bebé quería estar pegado al seno toda la noche.

Mi cicatriz mide aproximadamente 12 cm y está como a seis dedos debajo del ombligo. Yo cicatrizo queloide, así que quedó como un cordón grueso y rosado, poco estético. Sé que hay opciones para mejorar su apariencia, pero por ahora no está entre mis prioridades.

En cuanto al peso, empecé el embarazo por encima de mi peso “ideal” porque estaba en medio de una crisis emocional por no poder quedar embarazada, y me había alejado del ejercicio y la alimentación saludable. Durante el embarazo hice lo mejor que pude para mantenerme dentro del peso recomendado por mi médico y subí 11 kg en total. A las tres semanas del parto ya había perdido casi todo ese peso de forma natural. Sin embargo, aunque la balanza marcara parecido, mi cuerpo no era el mismo: más abdomen, menos cola; más brazo, menos pierna…

Además, la barriga no desaparece al salir del hospital —yo parecía de seis meses todavía— y aunque fue bajando poco a poco, la flacidez se quedó. Y la fuerza en el abdomen, ni se diga… apenas ahora estoy empezando a trabajar en eso. Los primeros meses me los pasé en leggins y camisetas oversized, y la ropa interior del embarazo me acompañó por varios meses más. Nada me quedaba bien y eso también pesa, aunque uno trate de no darle importancia.

Quisiera decir que un año después del parto ya estoy igual o mejor que antes, pero no es así. Y aunque no me quita el sueño, sí quisiera verme y sentirme mejor. Lo importante es que lo estoy trabajando: desde que mi bebé cumplió nueve meses, me prometí hacer 30 minutos de ejercicio al menos tres veces por semana y me he cumplido 💪. Eso me ha hecho mucho bien, tanto física como emocionalmente.

🌧️Emociones a flor de piel: no todo es felicidad

Ser mamá era un sueño cumplido. Me sentía profundamente feliz y enamorada de mi bebé, pero al mismo tiempo, una ansiedad enorme se instaló en mí. Me angustiaba pensar que algo podía pasarle o que yo no estaba haciéndolo lo suficientemente bien. La lactancia, que fue un desafío grande (como ya conté en este artículo), alimentaba esa inseguridad.

Durante el embarazo me diagnosticaron ansiedad y depresión, así que empecé tratamiento médico y lo continué después del parto, siguiendo las indicaciones de mi médico. Hoy agradezco profundamente haber tenido acceso a ese acompañamiento, porque me permitió estar más tranquila y presente. Aun así, aceptar que necesitaba medicación fue un golpe duro a mi autoestima. El apoyo de mi esposo y de mi mamá fueron fundamentales en este proceso.

En esos primeros meses del postparto, la montaña rusa emocional era intensa: me sentía feliz y, al mismo tiempo, triste sin razón aparente. Lloraba mucho, no quería recibir visitas ni hablar por teléfono, y muchas veces dejaba los mensajes sin responder. Agradezco con el alma a mi familia y amigos por su paciencia, por no presionarme y por mantenerse cerca, atentos a mis señales. Supieron esperar a que yo me sintiera lista para “volver”.
Hoy miro hacia atrás y veo con más claridad todo lo que sentí. Hablar de esto no es fácil, pero creo que es necesario. Porque no todo es felicidad, y eso también está bien.

💞 Del equipo de dos… al equipo de tres

La relación de pareja también se ve retada a transformarse. La rutina ya no es la misma de antes, y hablar —incluso cuando no queremos— se vuelve más necesario que nunca. El cansancio, la falta de tiempo a solas, las nuevas responsabilidades y la intensidad emocional hacen que muchas veces entremos en “modo supervivencia”.

En nuestro caso, como pareja, decidimos ser padres muy presentes y dedicados a nuestro hijo. Nos encanta salir con él, hacer sus rutinas, y acompañarlo de cerca en su crecimiento. Pero eso no quiere decir que siempre sea fácil. También hemos atravesado momentos de mucha distancia emocional (y física también), que nos han obligado a mirarnos de nuevo y redescubrirnos. Ha sido una oportunidad para crecer, redefinir nuestros roles y aprender a comunicarnos de otras maneras.

Ahora que ha pasado un año desde el nacimiento de nuestro hijo, tuvimos una conversación muy bonita en la que recordamos que esto es una etapa, que también pasará, y que lo más importante es que seguimos jugando para el mismo equipo.

Creo que alinear expectativas desde el amor y la honestidad es clave. Que ambos puedan sentirse tranquilos con la transformación que atraviesa la relación, y si no es así, encontrar un punto medio que funcione para los dos. No creo que exista un tiempo “adecuado” para retomar las cosas como eran antes, porque simplemente ya no somos los mismos… pero eso no tiene por qué ser algo malo.

Un viaje que recién comienza 💛

El postparto es una etapa tan compleja como transformadora. Detrás de la ternura de un bebé, hay un torbellino de emociones, cambios físicos, preguntas, miedos, culpas y silencios que pocas veces se nombran. No hay una única manera de vivirlo, pero compartir lo que sentimos —sin culpa ni filtros— puede ayudar un poco (o mucho).

En esta entrada quise hablar de algunos de esos lados invisibles que viví en carne propia, y aunque todavía quedan muchos temas para hablar (como la decisión de volver o no al trabajo), siento que lo más importante es recordarnos que no estamos solas. Que está bien sentirnos felices, tristes, abrumadas y agradecidas… todo al mismo tiempo.

Gracias por leerme hasta acá. Si estás atravesando esta etapa o la viviste recientemente, me encantaría leerte en los comentarios. Porque hablar del postparto también es una forma de abrazarnos entre mamás 🤍

Publicaciones Similares

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *